miércoles, 18 de enero de 2017

sui generis

Solamente muero los domingos, y los lunes ya me siento bien. Genial final para una canción genial.
Uno suele pasar la semana esperando que llegue el domingo para descansar de la monotonía y las obligaciones, el domingo de la paz, el séptimo día en el cual hasta dios se echa la siesta; ¡pero qué agobiante puede ser un domingo para almas atormentadas e inquietas como las nuestras, mi estimado navaja! La paz nos confunde, y de forma masoquista, necesitamos de la adrenalina tanto como del oxígeno para vivir. Somos combustibles, somos inflamables. Y es que he llegado a la conclusión, mi buen amigo, que nada excitante o memorable ocurre un domingo, lo mejor de nuestras vidas ocurren los demás días de la semana, entre la ansiedad y la redención, como en la canción de virus: sofocados por el sueño y la presión, buscando un bálsamo menos dañino que la música y el alcohol. A marialucia la conocí un sábado.






Conocer a marialucia fue una suma cultural en varios aspectos, fue mucho más que un perú – Japón. Mi existencia era, en aquel entonces, un total desastre, así que no estaría mal ni pecaría de exagerado al decir que no llegué a su vida, sino que naufragué en ella para salvarme. Al conocerla pude comprender lo solitaria que había llevado mi existencia todos esos años, y que el universo que había construido para mí estaba vacío y era ilógico sin alguien digno a quien hospedar, y ella era el huésped a quien yo había estado esperando sin saberlo. 
Nuestros gustos eran distintos, claramente marcados por nuestros orígenes, pero felizmente compatibles. así, por ejemplo, mientras que yo leía cómics de la dc y de la marvel (ella me conoció leyendo una historieta de ironman titulada “las cinco pesadillas”), ella leía mangas de rurouni kenshin; yo le iba a mar de copas y a los guns n’ roses, ella me mostró el rock japonés (que también es muy bueno, con relampagueantes guitarras eléctricas y estruendosas baterías, tal como mandan los cánones del metal); y mientras que yo recién entraba a los estribillos poéticos de daniel f y el salmón, en su mp4 encontrabas a silvio rodríguez y pablo milanés, a fernando ubiergo, a Serrat, sabina y sui generis. todo eso, herencia melómana de su madre.
Yo solía esperarla en su facultad jugando al ajedrez contra le gente de letras, o leyendo, y casi siempre escuchando su playlist, muchos de esos temas hoy suenan aún en mi spotify. A ella le gustaba aparecerse de sorpresa, como una pequeña ninja de anteojos, y me abrazaba mientras me mostraba los dibujos que me hacía en sus cuadernos durante sus clases, los corazoncitos y los “fuchan ama a guille” que me pintaba, y yo le sonreía mientras me pavoneaba contándole en cuántos movimientos lograba hacerle jaque mate al pongo -un amigo-, como si aún estuviese convenciéndola de que se quedara conmigo, de que me haga caso.
Algunas veces teníamos nuestras diferencias, claro está, como por ejemplo: de cartón piedra. La canción –como bien sabes- le pertenece a joan manuel Serrat, sin embargo me parece superior la interpretación de nuestro daniel f, como que le mete más sentimiento y su ritmo es más tirado a la nostalgia del rebelde solitario; por otro lado, ella prefería la voz y la velocidad original, argumentaba que expresaba mejor esa ansiedad producto de la locura, pero a pesar de ello, casi siempre se imponían nuestras similitudes. Yo me sentía completamente realizado en mis similitudes con marialucia, entendía que en nuestros parecidos encontraba a la mejor versión que podía encarnar de mí mismo. entonces, cuando disfrutaba con una de sus canciones identificándome con la letra, podía amar a esa pequeña japonesita que, en su carpeta sanmarquina, se hundía para dibujarme corazones con sus lapiceros. ¿se podía pedir más?







Yo te hablé de un tema en particular: necesito, de sui generis; precisamente ese fue una de nuestras canciones en aquel 2010, échale una oreja:


https://www.youtube.com/watch?v=Pm820ENUIrw






“y que esté en mi cama viernes y domingos para estar en su alma todos los demás días de mi vida”. me encantaba cantar ese estribillo, la canción entera se me antojaba como la feliz rendición a un orden perfecto y desconocido, y añorado en orgulloso secreto; la sujeción y total entrega a aquella mujer que, con guisos de madre y postres de abuela, nos salva la existencia, nos sacude y libera de problemas. y eso encontraba en ella: redención y salvación.



***

viernes, 13 de enero de 2017

99

99


“Estoy cansado de ser soltero, no sirvo para eso. Obviamente, no puedes decirle a una mujer que acabas de conocer que la amas, pero… es horrible que no puedas (…). Creo que sería un excelente marido, para eso soy bueno, para hacerla reír, y ser un buen padre (…), besarla bien.”
Ted mosby, capítulo piloto de la serie how i meet your mother, luego de arruinar olímpicamente una excelente primera cita.



Navaja, o juan navaja –como tana suele llamarte, y es que le he hablado mucho de ti-, te escribo desde mi exilio, lugar a donde nos mandan a reflexionar a menudo nuestras musas siguiendo el genial diálogo del maestro yoda en el episodio iii: “fracasé hoy, al exilio ir debo”, bueno, lo mío es más grave, yo “la defequé hoy, al exilio ir debo”, y no sé si logre reunir el valor para salir de ahí, y es que la defequé, navaja, la defequé en cantidades industriales la noche del miércoles, pero ya habrá tiempo de contarte esa historia con sus cusqueñas negras en nuestro bar zela, y entre risas tristemente célebres, en otro momento, porque lo que motiva estas líneas es otra razón, another reason –como te diría misses latvia-; vengo a escribirte acerca de the killers, la banda de brandon flowers que invadió junto a nosotros el tay fu en plena noche de la dignidad puentepedrina, tal como te prometí.



Como te había venido contando, allá a inicios del 2008 conocí a una chica en mis clases de inglés, una chica a la que llamaremos, ahora y siempre, la maga, así, la maga, como la protagonista de rayuela y la musa de Cortázar. Ella era genial en muchos aspectos, y aprendí bastante de esta chica que en aquellos tiempos difíciles fue como una versión femenina y sexy –además y todavía- de gandalf el gris (aunque la maga era luminosa y blanca, jamás opaca u opacada), que apareció fugazmente en mi vida para mostrarme el camino y darme ápices de la sabiduría necesaria para recorrerlo. Ella, al igual que en el cuento de Bioy casares, me dijo un día: me gusta el azul, me gustan las uvas, me gusta el hielo, me gustan las rosas, me gustan los caballos blancos… y me gusta el rock en español –añadió-. Ella me abrió los oídos a mar de copas y los trece baladas, pero también dijo: de rock en inglés, a ver, sí, me gusta keane, pero prefiero a los strokes y a the killers. Yo estaba tan concentrado en otros aspectos de la maga que no presté atención a estas preferencias en inglés, lamento mucho eso, pero como dicen los sabios: las cosas llegan en el momento prudente, no antes, no después. A los strokes los escuché por ti, navaja, por ti  y por andreita, alias la ardillita, pero tendrían que pasar ocho años para que escuchara a the killers, y a pesar de que llevo años también sin verla, gracias a la maga. Y es que así son ciertas personas, ciertas deidades en forma de mujer, debería decir, que te siguen enseñando cosas a pesar de estar ausentes, y es que el amor no conoce de ausencias.




Era un domingo, un domingo nefasto en el que estaba medio ahueveado, con una melancolía no identificada. El día previo había ido con jeas y contigo a ver dr. Strange, y como recordarás, en aquellos días, estaba de novio con mary.
Aquel sábado mary me había ignorado olímpicamente todo el día, y si bien por la noche tuvimos una larga charla, no fue ni de cerca cariñosa. El domingo intenté de todo para sentirme bien, o ya, de forma conformista: intenté de todo para no pensar en ella, aunque sea; leer se me hacía imposible, no lograba concentrarme, así que hice ejercicio temprano, fui a la iglesia huyendo de mi diablo interior y participé de la eucaristía (sin saber que yo iba a ser el crucificado horas después), y hasta hice el mercado al mediodía... todo fue inútil. A eso de las cuatro y media de la tarde, aproximadamente, encendí la computadora, me senté frente al teclado con el deseo de escribir, pero padecí ante la maldición de la página en blanco, puse el spotify e intenté jugar algunas partidas de ajedrez on-line.
El spotify es casi como una red social pero musical: puedes tener seguidores (los cuales se contactan a través del omnisciente Facebook), enviar mensajes in box, y hasta visualizar y escuchar lo que tus contactos están o han escuchado. la maga es uno de esos contactos que tengo en el spotify, y ella estaba escuchando a los killers en ese momento desde el otro lado del monitor, la canción era human, y fue la primera que de ellos escuché, precisamente la misma canción que nos pusieron en el tay fu, así que le di play y quedé bastante satisfecho, la maga jamás me decepcionó antes y tampoco lo haría ahora que no está. A continuación te dejo el enlace:




tanto la letra como la melodía me parecieron de alto nivel, así que fui por más, y así llegué a una canción titulada read my mind. Cuando visualicé el vídeo me parecía que era otro el cantante, pero no por la voz, sino por la apariencia; flowers se recorta el cabello y se deja la barbilla y el bigote, muy buena letra también, y recordemos que yo ya andaba algo sentimental (sentimettal, como cantan los moderato, porque somos rockeros al fin y al cabo, y nosotros solo podemos ponernos sentimettales, y el aullido al caer es el aullido del lobo metálico, carajo y mierda).


y esa canción, read my mind, era como dirigido para mí aquel domingo de mierda, ya que durante la charla que tuvimos por la noche mary habría sido cruel con esa actitud pasivo agresiva y eso de de qué sirve estudiar en la san marcos si…, y la mediocridad y el conformismo, y los treinta y el fracaso, y el qué has hecho con todo eso, y yo quería decirle: ¿acaso puedes leerme la mente… y el futuro –dicho sea de paso?, ¿solo eso alcanzan a ver tus ojos de primavera? Y entonces empecé a tener miedo, no a perderla, nada de eso, sino a que pudiera tener razón, miedo al fracaso, a la inevitable caída.




Dices que quieres avanzar y
Dices que me estoy quedando atrás

¿Puedes leerme la mente?
¿Puedes leerme la mente?

Realmente nunca abandoné
El intentar salir de este pueblo de dos estrellas
Tuve la luz verde
Tuve una pequeña pelea
Voy a darle la vuelta a esto
(…)
Los buenos viejos tiempos, el hombre honesto
El corazón inquieto, la Tierra Prometida
Un beso sutil que nadie ve
Una muñeca rota y un gran trapecio

Oh bueno
No me importa si a ti no te importa
Porque yo no brillo si tu no brillas
Antes de irte
¿Puedes leerme la mente?




Tengo una gran duda en mi cabeza, pienso y trato de recordar: ¿desde cuándo tengo estos fantasmas? Porque los noto ahora que estoy solo, ahora que marialucia no está. ¿los tenía en aquel entonces y por eso se fue, o aparecieron a causa de que ella ya no está? Y lo cierto es que me cuesta mucho seguir sin ella por más que lo intento. Y bueno, en esas cavilaciones me encontraba, en mitad de mi catarsis, cuando llegó la siguiente canción:





for reasons unknown, aunque ahí escuché una versión en vivo un tanto más feeling. Esa canción se me antojaba como la síntesis de las nostalgias que llegan con los años y ese sentirnos viejos en plena juventud, esa sensación de que hemos perdido sensibilidad y hasta pedacitos de alma, corazón y vida en cada aventura vivida, esa melancolía por la inocencia perdida, o alguna huevada por el estilo. Y es en ese momento donde reapareció mary para devolverme a la realidad y crucificarme, y al ver que aún estaba vivo, clavarme una lanza en el costado, y todo eso desde el whatsapp, pérfidamente y a larga distancia; desde un whatsapp, navaja, desde el whatsapp del que siempre terminamos huyendo cuando la estrechez de corazón se nos vuelve irresistible, mi estimado cat vader. Y así llegaría mi última canción the killers del día, y la última canción que terminaría por dedicarle a mary, just another girl (“sólo una chica más”):





esta es una de mis grandes favoritas de esta banda, y la chica del vídeo, Dianna Agron, me pareció demasiado bonita, a pesar del bigote –o incluso, quizá, precisamente por eso, aunque suene muy gay confesarlo-. La revista rolling Stone habría indicado que brandon flowers suena perdidamente enamorado y melancólico, y así precisamente me sentía yo, totalmente identificado con la letra. El vídeo es genial: dianna agron representa a brandon flowers en todas sus facetas, desde los inicios de the killers, haciéndonos un recorrido por toda su trayectoria, recordándonos paisajes y movimientos de las otras canciones, con y sin vellosidad facial. ¡genial! Y para mí, mary era eso, solo y apenas una chica más en un mundo tan grande, no debería dejar que se me pegara tan duro en el corazón, que en un mundo tan grande, ella era solo una chica más, pero, entonces, ¿por qué no puedo dormir por la noche?, ¿y por qué había algo malo con la luna? Estaba totalmente cagado, navaja, meado por un hipopótamo, pero entonces, nivelándome e intercalando entre the killers y the strokes, logré ir superándolo de a pocos, paso a paso, pie por pie, hasta que un buen día sucedió que volví a encontrarme con tana y nos citamos por un café en el norte y, curiosamente, nuestro gusto por la banda de brandon flowers nos unió en complicidad y pudimos charlar por horas acerca de sus canciones, y creo que me pasó lo que no debía volver a pasar: me volví a enamorar, y es que los dioses son así de caprichosos con nosotros, lo que un día nos provoca nostalgia al otro nos conlleva a la felicidad, esa pequeña tregua a las hostilidades de la vida, pero como advierte bien Héctor, los dioses pueden sonreírnos durante el día y maldecirnos por la noche, pero eso es ya otra historia.





Epílogo primero
El miércoles en la noche tana me dijo que la canción que pondré a continuación es su favorita del repertorio de the killers, estábamos brindando con vino y sonó en radio doble nueve, percibí cierta nostalgia en sus ojos mientras la escuchábamos.




epílogo segundo
compramos el vino en una licorería cercana a su departamento, mi mochila estaba llena y, como ella llevaba un bolso grande, le dije que guardara la botella en su bolso, ella dijo: “eres el primer hombre que me hace guardar el licor en mi bolso”, y reímos y yo cantaba mientras le quitaba su bolso y la hacía bailar conmigo en la calle: two can be complete withouth the rest of the world  (“dos pueden estar completos sin el resto del mundo”).