En memoria de Robert y Lara Enke.
Una señora se cruzó con él preguntándole si se encontraba bien. Las lágrimas, la llovizna y los ojos rojos bastaban para confirmar que se encontraba lejos de estar bien; contestó con una sonrisa porque le parecía irónica la pregunta. Félix no iba a tardar en aparecer, pero qué importaba, no había necesidad de disimulos ya que se conocían desde siempre. Pensó entonces que ya hacía una semana de lo sucedido y que Félix aún no se daba ni por enterado, apenas había preguntado algo preocupado al verlo con el yeso que cubría su puño derecho; Félix le creyó sin sospechar cuando le había contestado que no era nada, Sólo una mala caída -le había dicho-. Es más, Félix hasta se escuchaba contento al otro lado del teléfono, incluso le pareció oír la voz de su novia de turno gritándole a él, gritando para que él la escuche: "Félix no irá contigo, prometió quedarse conmigo, ¡ya!" Pero sabía que Félix no tardaría en llegar y lo encontraría ahí, sentado sobre la vereda mojada leyendo su periódico; que Félix correría pero sin sospechar nada, hasta que ya esté demasiado cerca como para poder seguir ignorándolo; pero ya no resistía más. Sacó de su billetera aquella foto donde Laura y él sonreían, esa era su primera foto juntos y su favorita (y no era que las siguientes no le gustaran, era sólo que -en sus propias palabras- ahí salían muy feos pero queriéndose mucho). En ese entonces Roberto tenía el cabello corto y Laura lo tenía largo; era gracioso porque él decidió dejárselo crecer con la esperanza de verse más joven mientras que ella pensó que se le vería más madura con el cabello corto.
Roberto recordaba el día en que se tomaron esa foto. Fue en septiembre del 2006, el campeonato de fútbol primaveral de la universidad. Laura tenía muchos amigos, pero Roberto sólo la tenía a ella y él constantemente repetía que no necesitaba conocer a nadie más, sin embargo, de vez en cuando, participaba en las conversaciones de Laura con sus amigas. Una de ellas, Sofía, fue la que tomó esa foto. Observaban juntos uno de los encuentros; el equipo de 'El Grupo Colina' contra 'Los amigos de Chucho'. Roberto se estaba riendo del nombre de ese equipo, sin embargo en secreto los apoyaba. Vestían unas camisetas similares a las de la selección alemana de fútbol. Francisco Hidalgo, el jugador con la camiseta número seis, disparó de larga distancia y el arquero con poco estilo apenas logró desviarla, pero quedó en mala posición como para evitar que Martín Espinoza la terminara empujando al fonfo del arco. El arquero dio demasiado rebote -dijo Roberto en voz alta-. Laura le sonrió preguntándole si él lo hubiese hecho mejor, Roberto contestó que era arquero de fútbol desde los quince años, qué él hubiese detenido el balón con el estómago y con ambos brazos lo hubiese detenido contra su pecho para no dejarlo rebotar, reconoció que le hubiese dolido 'algo' -resaltó sonriendo-, pero es lo que yo hubiese hecho. El partido terminaría dos a uno a favor de los Colina, pero Roberto aplaudió cuando el equipo de blanco salió del campo. Sofía, tómanos una foto antes de que este tonto se vaya a su casa -dijo Laura mientras lo tomaba por el brazo-.
Roberto lo recuerda así, es más, en el momento en que me lo contó, dio tres pasos hasta llegar a Laura y la besó en mi delante, agradeciéndoselo nuevamente, y ambos sonreían tan felices: "Fue un lunes, justo dos días después de haber visto aquel partido, y yo, como siempre, había llegado quince minutos antes de que empezaran las clases, me dirigí al lavabo para peinarme y arreglar mi camisa antes de entrar al salón, y Junior estaba arreglándose el cabello; en eso me mira y me pregunta: 'Ey, tú, eres Roberto Eneque, ¿verdad? Me dice Laura que tú eres arquero de fútbol, ¿no? ¡Pucha! La verdad es que nuestro arquero, no sé si lo manyas, se llama Guillermo López, un chico que siempre anda con casacas de cuero, bueno, es medio mazamorra y se le van muchas pelotas, y, bueno Laura nos ha mostrado fotos tuyas tapando. ¿No quieres ser parte de nuestro equipo y darle de baja al buen Guillermín?'
" Yo, la verdad, no sé de dónde sacó Laura esas fotos, supongo que las bajó de mi Hi5, pero no podía contenerme, estaba feliz de pertenecer a ese equipo y rápidamente me gané el titularato bajo los tres palos. Te amo, Laura, eres lo máximo (y en ese momento la besó).
Pero el año pasado (en el 2008) Roberto tapaba como endemoniado, era una guerra personal. Parecía que su integridad física estaba muy por debajo en su escala de importancia que el atrapar los balones -a cualquier costo-. Se lanzaba en saltos corajudos, como si buscara atrapar algo más que la pelota que zurcaba fugazmente hacia su portería, no quedaba satisfecho nunca, atrapaba el balón pero era como si algo más se le escapara por entre sus dedos; sus dientes enojados y unas muecas entre la ira y la melancolía desfiguraban su rostro y hacían olvidar su sonrisa de niño que corre tras una pelota. Empezó a ganarse pleitos en los partidos y dos veces fue expulsado por agredir a algún rival de turno. Sus compañeros no sabían cómo hablar con él, y, a pesar que habían decidido hacerlo arquero suplente, ninguno se atrevía a decírselo porque sabían lo que estaba pasando... Yo no me enteré hasta hace una semana, y yo era su mejor amigo, yo... Dicen que cuando se enteró empezó a golpear la pared hasta romperse los huesos de la mano. Cuando me contaron aquello recordé aquel partido; teníamos 16 años y disputábamos nuestro último campeonato de colegio. Estábamos en los penales, Roberto se tapó dos penales pero yo y otros dos de nuestros amigos habíamos errado nuestros tiros; Roberto tenía que detener un disparo para darnos esperanza, le dijimos muchas cosas, como que se convertiría en nuestro héroe si se sacaba otro balón, creo que lo presionamos mucho, y casi la tapa, pero se le escapó, apenas logró rasguñar la pelota, pero no pudo evitar que se metiera. Desapareció. Lo hallamos luego golpeando la pared, sus manos estaban sangrando, ese día me asusté mucho.
Félix no llegaría, eso decía en su mensaje de texto, la gente ya empezaba a correr y continuaba lloviendo ahora más fuerte. La foto empezó a mojarse, Roberto la besó y la guardó en el bolsillo interno de su casaca. ¡Cuánto daño podía hacer el observar una foto! "Ventanas al pasado", había escuchado en alguna película, ahora no recordaba el título, "No dejes que los recuerdos te destruyan". Pero desde aquel 2007 él había venido viviendo en el pasado como un fantasma que andaba penando por las calles conocidas, como tratando de revivirse. Y caminó de regreso, quizá se encontraría con Félix y su noviecita de turno, y lo más probable es que Félix lo viera a él pero se haría el despistado, pero de nada se le podía culpar, porque alguna vez él estuvo igual de feliz y porque los enamorados están ciegos. Empezó a reír de pronto, burlándose del alcalde que por ganar votos para las siguientes elecciones derrocha el dinero construyendo puentes, y aquel polémico by pass, y aquel puente en su delante que, aparentemente, era totalmente inútil... Él ya pensaba en darle algún uso siniestro.
Y ahí estaba otra vez El Pensamiento, y de pronto la vio siendo obligada a subir por las escaleras. Este puente no es seguro, se va a caer, y ya sabes que sufro de vértigo, que odio las alturas, no por favor -decía graciosamente ella-. Pasarás con los ojos cerrados, yo te guiaré. Y el pasar de los carros pesados hacía estremecer el puente y provocaba los gritos de ella y las carcajadas de él. ¿Por qué eres tan malo conmigo, Roberto? -Laura le preguntaba-. Y Roberto llegó hasta el centro del puente recordando todo ello. El techito del puente lo cubría de la lluvia. Laura lloró aquella vez, pero él estaba seguro que no era por miedo a las alturas; ya hacía algún tiempo él la había visto desde lejos, observando a la nada desde esa misma ubicación, incluso más de una vez sintió que si no subía de inmediato Laura terminaría saltando hacia la pista, aunque pareciese una locura; Laura siempre tan feliz. Pero ella seguía gritando por los vehículos que pasaban haciendo bailar el puente, y su risa se convirtió en aquella mueca furiosa y, tomándola de los brazos, la obligó a confesarse. Y Roberto caminaba de un lado a otro y aún la veía a ella diciéndole lo de su enfermedad, y Félix que no llegaría, el campeonato de mañana y la pésima actuación en el último partido amistoso, y el llanto de Laura diciendo que no era justo. El puente temblaba tanto como aquella vez y vio al bus que lo llevaría a casa doblar la esquina, dentro de unos segundos atravesaría el puente; Roberto se sentó sobre el cerco de seguridad y pensó que, quizá, aquel bus podría acompañarlo en su último viaje, dejó caer el periódico.
"Laura sufría de leusemia y ya estaba en etapa terminal, él estuvo a su lado hasta las finales, pero Roberto ya estaba quebrado por dentro. Habíamos quedado en vernos ayer, pero ya no pude. Más tarde fui a su casa, a eso de las diez de la noche, pero él aún no llegaba, su mamá estaba muy preocupada. Ahí me contó lo de la semana pasada, que había intentado suicidarse. Roberto la quiso demasiado, nunca pudo sobrellevar la muerte de Laura, y a pesar que se veía venir, pues, no sé, se suponía que yo era su mejor amigo, y, me siento tan mal..."
- Declaración de Félix Maldonado, amigo de la universidad *
Periódico:
El suicidio de Enke deja a Alemania consternada
El portero alemán sufría graves depresiones y miedo al fracaso desde hacía varios años.
... Además, Enke sufrió un severo golpe en 2006, cuando murió su única hija, Lara, de dos años, a causa de una dolencia cardíaca congénita. Al parecer, el guardametas nunca logró superar su muerte.
J.G. López, Lima, noviembre del 2009
Nota del autor: La historia narrada es ficticia, la del portero alemán Robert Enke, lamentablemente, no lo es. El 11 de noviembre, en la oficina, mientras leía los diarios, me topé con la noticia. De una extraña forma me impactó, por lo que empecé a buscar mayor información en la red. Sin haberlo conocido, inexplicablemente, una tristeza muy profunda me invadió, tanto así que, en media hora, sumergido en una extraña catarsis, escribí el presente cuento.
A continuación, cuelgo este video con las mejores atajadas del arquero en mención. Algo que es digno de mención es que, ni bien leí la noticia, estando aún fresca, encontré mucho material en la internet: videos, notas, tributos (como el presente video), etc.
QUE DIOS LOS TENGA EN SU SANTA GLORIA A ENKE Y A SU TESORO MAS PRECIADO ESE PEQUEÑO ANGELITO DE DOS AÑOS "LARA"QUE SU PASO POR ESTE MUNDO FUE FUGAZ PERO NOS DEJO SU HERMOSO RECUERDO DE SU SONRISA DE PRIMOR QUE NUNCA SE BORRARA DE NUESTRAS MENTES. ADIOS MI LARITA , ADIOS ENKE.
ResponderEliminarRealmente muy emotiva la historia de este guardameta.
EliminarUna vez escuché que si la gente te recuerda después de muerto es como si aún vivieras; es la única forma por la que los mortales alcanzamos un pedacito de inmortalidad.
Gracias por tu comentario, visitante anónimo.