miércoles, 15 de febrero de 2012

El arte de la primera cita

Bueno bueno. Ya que el ambiente aún está bajo el encanto de San Valentín, pienso compartir con ustedes uno de los secretos más preciados que tengo. Un manuscrito, una carta que en el año 2006, cuando yo tenía 18 años y era totalmente un fracaso con las mujeres, mi buen amigo, el Vizconde de Montecristo, tuvo la gentileza de escribir a fin de ser guía y técnico en mi primera cita. En esta oportunidad les copio la carta íntegra con la intención de pasar este conocimiento ancestral, esta disciplina del buen galán adolescente, a aquel jovencito torpe que lo necesite (y que lo utilice siempre para bien). En caso de que, por el contrario, el lector sea ya un hombre, maduro y experimentado, podría bien añadir algunos tips ya que esta materia no está, para nada, cerrada. En fin, yo me despido con una cita del buen Sigmund Freud: «Las mujeres son un continente inexplorado».



















El Arte de la Primera Cita





Introducción y (obviamente advertencia): Este no es un tratado sobre el amor, tal como lo fueron «El Banquete» de Platón o «El Arte de Amar» de Ovidio, el autor no aspira, de ninguna manera a convertirse en un universal sobre el tema, sino es una guía pequeña y práctica para estos tiempos difíciles donde «las mujeres se han convertido en más exigentes debido a la exigencia de los mismos hombres», citando de memoria (y por ello puedo confundir las palabras, pero no el sentido) los inteligentes argumentos de Daniel Bristow – Bovey.


Viviendo una época donde el perreo y los pantalones desteñidos están de moda ha sido necesario actualizarse para no quedar relegados en el tiempo a manera de los clásicos antes mencionados.




* Sobre la ropa y la manera de vestirse:


Antes que nada es necesario tomar un baño de agua fría, el agua caliente podría alterar el comportamiento en el momento justo de ver la película, más aún cuando es romántica; se debe escoger un polo de preferencia aunque una camisa de franela puede cumplir el mismo rol, por el contrario el Jean es insustituible. Es necesario acudir a la cita sin muchos convencionalismos, así la chica sentirá que antes de preocuparse por ella uno siempre piensa, antes que nada, en primera persona y notará de la misma manera que si bien uno está enamorado no dará ni dejará la vida por ella. Los caracteres originales son los que más las atraen. Llevar siempre zapatillas y olvidar los zapatos marrones. Por último, echarse agua de colonia o perfume en cantidad mínima alrededor del cuello y del pecho, la fragancia subliminal dará al portador una imagen arcana y elegante.




* Sobre el encuentro y la primera vista del día:


Si ella espera, descender con elegancia del transporte (no importe que el conductor y/o el cobrador del vehículo rían). Por el contrario, si uno es el que espera, acercarse con paso lento hacia ella y dedicarle una sonrisa galante enseñando solo los dientes superiores. No demostrar, sin embargo, toda la emoción que uno siente en ese instante sino que desde ahí es el momento de regularlo e ir sacándolo poco a poco para llegar al momento máximo a la hora de la película. Se recomienda una charla improvisada y desenfadada, (recordemos que lo que no es trascendental, para ellas sí lo es), en cambio si uno por nerviosismo o incapacidad no es capaz de una conversación de ese tipo, recurrir a la antigua fórmula que nos recomienda el Nóbel Bernard Shaw: hablar del tiempo (en especial si llueve).




Nota: Lehman recordó esto antes de tapar los penales a Argentina, tenía el papel en su calcetín.




* Sobre el cine y la comida:


En estos tiempos las mujeres quieren dar una imagen de independencia, todas llevan bajo consigna dicho pensamiento, (aunque aún no se extinguen las mujeres machistas), en todo caso se recomienda dividir los gastos entre dos personas si la niña pertenece al primer ejemplo; en cambio, si pertenece al segundo caso, no molestarse; o mejor, sí molestarse pero aparentarlo, el sexto sentido de las mujeres lo descubrirá y ya no pedirá más cosas como pop corn o gaseosa; y pagar con resignación la cuenta íntegra.




* Sobre la película y la sala oscura:


Tener en cuenta que uno va sólo al cine, no por ver la película, sino para parecer sensible a los ojos de la elegida, con esta lógica dejar que ella escoja el filme no sin antes hacer sugerencias tímidas sobre las películas románticas.
El salón oscuro es la oportunidad única para trazar el golpe final, mientras ella, descuidada observa las imágenes, no abrazarla si ella no lo pide (sea verbalmente o con la mirada) sino pensará que eres un depravado que quiere aprovecharse de ella; al acabar el filme comentar sólo el fin que necesariamente tendrá que ser visto. Jamás comparar a la actriz principal con la elegida, más bien resaltar la belleza local.




Frases que se pueden decir a continuación:



  1. Una película emocionante, no por la “peli” en sí, sino por la oportunidad que he tenido de verla contigo.
  2. Debo ser sincero contigo, no vi la película, porque en realidad pensaba en ti y pienso en ti todo el tiempo.
  3. Mi vida es una película, donde yo no soy el protagonista, porque mi vida eres tú.



(Todas son cursis, pero eso les gusta).




Luego de esto, formular la pregunta del millón y si es aceptada besar a la afortunada con delicadeza y aparentando que es la primera vez que besas (de preferencia rozar los dientes levemente).


Si se es choteado, salvar la amistad, para eso leer el manual de los choteados escrito por el conocedor de estos asuntos: Jaime Luis.




Escrito por David García por pedido expreso de Guillermo López el 23/07/06.




Para finalizar el post, terminamos con este doodle de Google por el día de San Valentín:




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