Esto comenzó cuando yo tenía apenas unos quince años de edad.
Asistía por ese entonces a una iglesia evangélica cuyo nombre reservaré a fin de no proporcionarle una propaganda inmerecidamente. Las personas que han asistido a una de estas iglesias como que pueden recrear en su mente el panorama, para los que no, del mismo modo, creo que no es muy difícil imaginar una reunión de personas cuyo único propósito es estudiar los misterios bíblicos y compartir el mensaje de salvación. Yo asistía a las charlas de la Red de Adolescentes, en un inicio por petición expresa de mi madre, ya luego por iniciativa propia ya que nuestro líder espiritual, el Hermano David, era un sujeto bastante divertido y amable, siempre tenía las palabras y metáforas adecuadas para poder enseñarnos las lecciones cristianas.
Fue en esos salones donde escuché por primera vez mencionarse el tema: los mensajes subliminales. ¿Qué eran, dónde estaban? Estos eran mensajes indirectos transmitidos en masa a través de videos, a través de alguna imagen, o por medio de la música. Este mensaje va directo al subconsciente, quedándose grabado en lo más íntimo y profundo de nuestro ser. A continuación, la palabra de la omnisciente Wikipedia:
«Un mensaje subliminal es un mensaje o señal diseñada para pasar por debajo (sub) de los límites (liminal) normales de percepción. Puede ser por ejemplo un mensaje en una canción, inaudible para la mente consciente pero audible para la mente inconsciente o profunda; puede ser también una imagen transmitida de un modo tan breve (como la décima parte de un segundo) que pase desapercibida por la mente consciente pero, aun así, percibida inconscientemente; o sea, que una persona puede no percibir el mensaje en forma consciente, pero su subconsciente sí. Los mensajes subliminales pueden ser desde simples propagandas para inducir a consumir un producto, hasta mensajes que pueden cambiar la actitud de una persona. Cabe destacar que un consenso casi total entre psicólogos e investigadores llegó a la conclusión de que los mensajes subliminales no producen un efecto poderoso ni duradero en el comportamiento a no ser que estos estén presentes en la vida de las personas de forma excesiva.»
En una primera sesión se nos habló acerca de los mensajes subliminales a través de la música; éstos podían encontrarse en los principales temas de algunos cantantes de moda -de aquel entonces-, dígase la ahora señora Shakira, el señor Chayanne, entre otros; así como también a través de algunos openings de nuestros programas favoritos; Pokémon, para dar un ejemplo. Según el hermano David, si lo escuchábamos al revés podríamos darnos cuenta de un mensaje diabólico en las letras; es más, hasta una base bíblica tenía todo esto pues Lucifer era -según el mito cristiano-, antes de ser desterrado, el encargado de dirigir la adoración a Dios Todopoderoso allá en el Cielo (por lo que ahora, en la Tierra, utiliza sus artes para manipularnos a través de su música). Pero véanlo y escúchenlo ustedes mismos:
A esa edad somos impresionados fácilmente. Es más, me pareció una jugada bastante interesante: predicar indirectamente no hablando de Dios, sino de su Némesis. Algo muy parecido a lo que se hacía en la Edad Media: transmitir cierto miedo hacia el infierno y, por ende, acercar así a los fieles al camino de la fe. ¿Mas esto era posible? ¿Impregnar una idea, un mensaje luciferino en las adolescentes mentes a través de canciones que, escuchadas de atrás a adelante -como los cangrejos- nos predican el satanismo?
Con la intriga encima, mi hermano (que por aquel entonces habrá tenido unos once años) y yo, decidimos verificar la información. Descargando un programa de internet que permitía invertir el sonido de cualquier audio nos dimos cuenta de que estaban en lo cierto... bueno, a medias. Y nuestro descubrimiento fue algo parecido al del científico del siguiente video (algo muy cómico):
Desde luego, no hay ningún mensaje subliminal en la música (al menos en el aspecto analizado) de Chayanne o de Shakira. Lo que se crea es una suerte de ilusión auditiva; en otros términos: si quieres escuchar mensajes extraños, los vas a hallar, pero no es un plan determinado, no es una composición preestablecida para robarte tu alma sino tu propia asociación de sonidos desordenados. Además y todavía, tu mente no puede decodificar este mensaje. En tal sentido, si se desea lograr este efecto, debe hacerse a través de la melodía o con un mensaje directo.
Todo esto ocurrió en el año dos mil tres (dos años después del atentado del once de septiembre). Habíamos dejado el temor a Chayanne y a Chuckyra, y en nuestra rebeldía adolescente desmentimos objetivamente al hermano David con nuestros descubrimientos. Sin embargo algo llamó nuestra atención: al ahondar sobre el tema de la manipulación mental a través de la música vimos, en repetidas ocasiones estas etiquetas: Illuminati, conspiración, Operación MK Ultra, etc.
Esta historia continuará...