jueves, 10 de noviembre de 2016

la última peinada



All of my friends say I should move on
She's just another girl, don't let her stick it to your heart so hard
And of all my friends say it wasn't meant to be
And it's a great big world, she's just another girl

Just another girl – the killers *



He vuelto a san isidro, luego de seis días, que vendría a ser el mismo tiempo que llevo sin verte… ¡y pareciera más! Definitivamente el tiempo no corre igual en el norte y en el sur.

Hahaha

Perdóname por ponerme tan solemne y dramático, sucede que desinstalé al omnisciente Facebook del móvil y le puse el bloc de notas para poder escribir siempre, en estos precisos momentos lo estoy estrenando, y digámoslo sin rodeos, no se me antoja, hoy por hoy, un mejor receptor que tú.

Colombia está jugando su pase al mundial de fútbol contra su similar de chile, llego y luchito me recibe, me cuenta que no tienen luz (energía eléctrica), que todos están en plan hache -como siempre- comenta y se ríe, que están a oscuras; le respondo que yo también. Mi voz tiene ese poder de atravesar paredes, los chicos me oyen y salen a abrazarme, como a un héroe, como a un campeón; Sharon me olfatea, a ella siempre le gusta olerme el cuello, felizmente para nosotros su novio, freddy, no es celoso.

Les llevé chocolates princesa a todas las chicas de serviefectivo, las chicas me vuelven a abrazar, por detalles así me gané el legendario apodo de lobito feroz (carita feliz, carita picarona, pervertida, de esas que tú confundes con sarcasmo y con la que haces caer en feliz error a tus fans). Lo lamento, jefa, será la última vez que le alboroto a las chicas en la oficina. pero la jefa no está nada contenta, me llama a su oficina, ella se adelanta. Me quito la cazadora, los headphones, dejo la mochila y voy a que me peinen, también por última vez.

Mi jefa es genial, como toda capricornio, pero su desconfianza, enojo y excesivo pragmatismo la vuelven injusta. Me dice que no le gusta la forma en cómo se acaba esto, yo me disculpo sinceramente, le digo que cuando algo acaba siempre termina mal, caso contrario nunca terminaría. Le cuento que no estoy bien, que ando algo deprimido, que keiko Fujimori ha dicho que la depresión es para los perdedores, que si es así, posiblemente yo sea el más grande de los perdedores ahora. Ella no siente compasión ante mis palabras, quiere destruirme, me dice: “en campo siempre cerramos los meses con 27,000 soles de recuperación; tú, en quince días, recuperaste 38,000 soles, fuiste muy bueno, pero como no terminaste el mes, no te pagaremos ni un sol de comisión”. Le respondo que lo que más me interesa es que me disculpe, que fue siempre muy amable conmigo, que estoy muy agradecido con ella, que yo no trabajo motivado por el dinero, sino por el amor, a mi trabajo, a mi familia, y a las personas que quiero, que ya no me interesan las comisiones. Ella continúa disparando, dice que si le piden referencias mías dirá que no soy recomendable. En ese momento caigo en cuenta que solo quiere lastimarme, pero ya a estas alturas soy un tanto insensible a más sufrimiento. Ella dice que aún no le envían el dinero desde Colombia, que espere afuera de su oficina.

Así es como se va el alfa de mi jefa, el campeón de serviefectivo, sin un gracias, olvidando más de 12 meses de lealtad por un mal día. Salgo y Sharon se vuelve a acercar y me dedica una coqueta sonrisa de complicidad, me pregunta cómo me va contigo, me pregunta cómo estamos, cómo estás tú. Me pongo los ray-ban oscuros en los ojos, le subo el volumen a the killers (ya no tengo fuerza para poner a los strokes), esbozo una de mis clásicas sonrisas fáciles y baratas, y le respondo que muy bien, que nos va muy bien, y acercándome, le pregunto al oído si sigo oliendo muy bien, y ella se lanza como una vampireza a mi cuello nuevamente.

Mientras espero por mi liquidación entro en el comedor, desde luego, ya me conoces, soy un impenitente nostálgico; no pude irme sin antes introducir unas monedas en la máquina de café, en aquella tragamoneda donde te hablé por primera vez, y con un poco de cafeína en la lengua, y con los ojos cerrados, pude verte sonreír otra vez, mientras que en los headphones, the killers me cantan que siguiera adelante, que no dejara que te me pegues tan fuerte al corazón, que no estaba destinado a ser, y que en un mundo tan grande, tú eres solo una chica más.


p.s. no sabes lo triste que es estar con tus mejores amigos en un bar viendo el puto partido de perú, uno en el que la selección hace historia y le marca cuatro goles a paraguay en su estadio, y verte en línea y no poder escribirte ni un jodido mensaje, no poder compartir la alegría contigo en ese momento porque ni siquiera hay alegría alguna que compartir. no poder dormir por las noches, no porque empieces ya a olvidarme, sino porque yo no logro olvidarme de ti.


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