martes, 18 de octubre de 2011

El guardián del hielo (Watanabe)

Yo los lunes no tengo ninguna actividad; no tengo que ir a trabajar ni tengo clases ese día, sin embargo mi novia sí.
Aquel era un lunes más, y como he venido haciendo, me levanté con calma, me duché y rasuré y salí rumbo a la universidad para almorzar con ella. Reposamos los alimentos y, aproximándose las cuatro y media de la tarde me pidió la acompañase a imprimir un poema de José Watanabe que le habían pedido para su clase de Literatura.
Yo amo los días lunes ya que aquellos días se junta una trilogía maravillosa: poder despertarme con el sol y no con el despertador, ver a mi novia a quien tanto amo, y escuchar una clase de Literatura (recordemos que el Derecho es mi profesión y la Literatura mi vocación). Ya en clase, este fue el poema que analizamos:    






El guardián del hielo
 de José Watanabe

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.

Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...

El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.

No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.


Amar rápido, amar lo efímero, sería más o menos la moraleja de aquel poema. Y ello me llenó de miedo porque, hasta ese momento, no lo había pensado: ¿habrá un final para nosotros ('nosotros' equivale a mi novia y yo)? ¿Serán tan inútiles mis esfuerzos, como los del guardián, de evitar que el hielo se derrita?

Saliendo de la clase fuimos a comer unos postres, no pude contarle mi nuevo miedo a que se nos derritiera lo nuestro y, arrancando un trozo de torta de chocolate con mi cucharita plástica, me propuse desafiar al sol.

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